miércoles, 2 de julio de 2008

Melancolía de una noche de verano.


Me van a perdonar aquellos y aquellas que me leen esperando más magia que espinas.... más oscuridad que un sentimiento tan humano como la nostalgia. Como una madrugada calurosa, que, en el enésimo cigarro sin motivo, una canción hace brotar lágrimas tan vivas y tan muertas a la vez por su mudeza.

Fueron dos, una por cada mejilla. Y de fondo una canción, donde la mitad de su letra me resulta aún desconocida y sin embargo, no por eso con menos significado.

Perdonen la tristeza, como dijo el Flaco. Perdonen el fracaso de no escribir más que cuando de lo más profundo del corazón surgen un torbellino de palabras que me hacen lanzarme a decir más de lo que puedo confesar. Irónico fracaso que trae a cada paso el logro de aprender de nuevo nuevas, malas y macabras lecciones de ética, moral y algo de desconfianza. Historias con fecha de caducidad, cuentos sin moraleja, soledad acomplejada de no sentirse sola, fantasías burlonas de una realidad paradójica... contradictoria en su día y en su noche, como esta, trasnochando antes de madrugar.

Y, sin embargo...

Quizás un día el destino va y se pone de mi parte! Quizás. Tal vez. Resuena como una repetitiva melodía a piano del más joven aprendiz que sigue la misma escalera... arriba... abajo, sin terminar de subir.

El dolor no sólo se manifiesta golpe a golpe, o en la dulce espera de un "otra vez". Si no con el amargo sabor de boca de la propia ignorancia. De estar en el momento inoportuno. De jugar con la carta joker de la baraja. De apostar al azar. De lanzarse al vacío de crecer.... de pensar por el "puedo" antes del "debo". Y eso... atrae como la llama a la mecha. Y, como toda mecha... se quema tan rápidamente que ni siquiera la toca el fuego.

Y perseguir durante años un sueño a la ciudad de cristales rotos por la mitad. De besos perdidos y vacíos, de probar a menos y correr a tiempo en un Porche en marcha. De noches sin luna y labios sin sal. De un día más esperando que el diablo venga y se ponga de mi parte...... de saber, exactamente, cuándo, cómo y por qué... y decir siempre aquéllas palabras que no son las que escribiría de madrugada, al calor del humo... de un enésimo cigarro. Niña arropada en sábana de mujer.... como la luna, siempre mostrando una cara y ocultando a días más y otros menos según corresponda. Tejiendo palabras que pueden no leerse nunca, por el simple hecho de sacar un poquito de mí que ruge por ver la luz.

Sumisa de las emociones, de los deseos, de la fantasía, del amargo sabor de boca de algún que otro fracaso a la espalda y pensar... si esto ocurre tras la segunda década... ¿cómo cerrará la siguiente?

Quizás esperabáis en este espacio más que la melancolía de una noche de verano. Pero.... mañana se hará de día, apuesto a que lucirá el sol a alta temperatura, y empezará otra página del calendario.... que se tiña de dos lágrimas resbalando por las mejillas, con nombres y apellidos, con recuerdos ya perdidos, con rostros y pares de ojos cerrados. Y media sonrisa desconchada de espinas, que, junto con algo de magia, me hace lo que soy, y, quizás... tal vez... pero sólo quizás, algún día no pase de largo.




lunes, 26 de mayo de 2008

GOLPE A GOLPE.



Se estiró, desperezándose en el sofá; intranquila. Fuera llovía, despacio y con pereza, pero sin dejar de llover; disfrazando al día de invierno, con una oscuridad prematura a temprana hora de esa tarde de mayo. Era domingo, como esos domingos intrusos, del día después... del día antes de otra vez. Al removerse contra el sillón, los restos del resquemor que aún ardían débilmente en su trasero, se resistieron a su piel, recordando un capítulo anterior que ya le parecía muy lejano. De fondo, la película mala de esa tarde que había escogido entre todas las que emitían, no la ayudaba para matar su tedio. Sus ojos enrojecidos, soñolientos; teñidos de melancolía se quedaron fijos en la ventana, en las lágrimas húmedas que se pegaban al cristal y caían desesperadas en una carrera descendiente, cruzándose las unas con las otras, dejando el rastro que arañaba la transparencia frente a una calle ruidosa,
ociosa y ajena a su espectadora pasiva que sólo el ruído de fuera mantenía su atención momentáneamente. Así,
tras la ventana, observando la calle tal que fuera la primera vez que la viera, los pensamientos se sucedían uno tras otro, superponiéndose; adelantándose hasta confundirse. Tic-tac... Tic-tac...



Se puso de rodillas, mordiéndose el labio inferior y dejando caer su mirada hacia el suelo, mirando a la calle, a la lluvia y a la nada; sin mirar realmente todo lo que al siguiente segundo olvidaría, para volver a mirar... y volver a olvidar.
Y, al apoyarse sobre sus talones, sintió otra vez las sobras del latiente dolor que, intermitente, todavía habitaba en ella, retransmitiéndole en su mente, de fondo, el sonido sordo y seco de cada uno de los
golpes que chocaron en sus nalgas y le regalaba ese escozor que estallaba y removía todo su cuerpo, que la hacía estremecerse de la cabeza a los pies y, antes de que se hubiera recuperado del todo, ya chocaba de nuevo otro, y su sonido sordo, seco, y el dolor que penetraba por su vientre. Pero no se atrevía a moverse, no se atrevía a separarse de su mano, ni evitar siquiera el siguiente golpe... pues, a la vez que en silencio rogaba que ese fuera el último... deseaba el siguiente con toda su pasión.
Porque a medida que el dolor crecía en cada rincón de su cuerpo, una emoción juguetona le bailaba en la boca del estómago sin abandonarla ni un instante. A medid
a que, de fondo, escuchaba el ronco susurro de sus palabras que encendían sus mejillas, que a penas ya las distinguía... su humedad iba en aumento, revelando sin lugar a dudas lo que entre sus piernas pedía a gritos... y sus labios, ya abultados, crecían al ritmo de los latidos de su corazón, que se habían instalado en sus más bajos rincones. Y otro más.... y otro... soltaba grititos inteligibles de entre sus labios y su cuerpo entero se adelantaba golpe a golpe; rogando en silencio que fuera el último... deseando con toda su pasión que llegara el siguiente... aumentando su excitación y adivinando, en el ronco susurro que Él le dirigía entre palabras que la humillaban más, el placer que sentía, golpe a golpe. No se atrevía a moverse siquiera, a penas oía más que cada sonido seco y sordo que Él le propinaba... y su humedad aumentaba.. y se sentía más perra que nunca; y se sentía extrañamente feliz.

La mejor forma de escapar de la realidad es no reparar en ella. Olvidarla. Creer que no existe y burlarla. Siempre regresa, como una bofetada de aire frío. Pero mientras anda fuera, vagando, el ser humano se libera de todo lo que es para ser uno mismo. Para estar más vivo.

Un trueno la sacó del recuerdo perdido en su mente, recordándole macabramente que ya no era ayer, sino mañana. Se dio cuenta que estaba húmeda otra vez, y de que sonreía. Se dio cuenta que una sola lágrima, una nada más, rodaba por su mejilla. Y que el trasero todavía le dolía. De forma paradójica, pensó, que mientras aún le doliera, le parecía menos absurdo recordar; que significaba que no había pasado todavía mucho tiempo, y se podía permitir el lujo de tenerlo todavía presente.
El tiempo... enemigo íntimo; duende travieso y traicionero, pero fiel al fin y al cabo. Allí, tras la ventana, mirando fijamente a la nada, a la vida y a muchas vidas que nada tenían que ver con ella; el tiempo parecía eternizarse sin que pasara realmente. Y sin embargo, en otro momento... quebró un suspiro, renegando del recuerpo que quería acudir a ella de nuevo.
Y un minuto traía a otro encadenado. Mientras, ella esperaba otra vez. Y esperaría ¿hasta cuándo? Hasta que llegara de nuevo el momento de vivir, previo a esperar. Mientras durara el dolor ahí en sus nalgas, no parecía que hubiere pasado tanto. "Tal vez... si mañana hago eso que pensé en hacer ayer... ¿Le gustará? Me moriré de vergüenza... pero..." Se debatía consigo misma para un nuevo momento; un nuevo reto. Algo que revelara que, a pesar de su ausencia, estaba ahí. Algo con que decirle que no se limitaría a esperar mirando tras la ventana, que quería subir, tirar de ella misma, darle lo que pudiera dar con sus manos vacías; tan llenas de ella misma. Aunque Él no lo pidiera, y aunque ella no supiera realmente por qué lo hacía. Pero un anhelo escondido le pedía inventarse Sus deseos, aquellos que no decía con palabras, aquellos que trataba de descubrir... aunque tiempo atrás le pareciera imposible cumplir. Y en el momento que sabía convertido su deseo, el Suyo, cuando le revelaba Su placer... el suyo se hacía más grande, se hacía pleno. Y no era por Él. Lo hacía por ella... Aún no sabía con exactitud cuándo se había enganchado al velo que envuelve la necesidad de Su placer por encima del de ella misma; convirtiendo esa necesidad de proporcionarle placer... en el suyo propio. Aún no sabía con exactitud cuando el Deseo, había dado paso a adorar complacerle.


Y no era por Él. Lo hacía por ella. La primera vez que consiguió un imposible... el desasosiego la abrumó. Mientras más lo pensaba, más incapaz se sentía. Más frustrante le parecía no llegar a hacer lo que, muy amablemente, le había "sugerido". Mientras más tiempo pasaba, menos factible veía su capacidad por lograrlo, pero las ganas de superarlo crecían a pasos agigantados. Mientras lo preparaba, se repetía que moriría en el intento. Mientras lo hacía, vivía sin vivir ese momento. Cuando lo hizo, no se lo creía. Y cuando cayó en la cuenta de que lo había conseguido... la sensación que la embargó, el placer que sintió, la satisfacción de haberse superado, de haber llegado más allá de lo que se creyó capaz... era indescriptible. Se sintió más viva de lo que se había sentido jamás.

El cielo parecía no querer dejar de mojar la tierra. Ya no se podía ver más que paraguas que se cruzaban; redonditas pequeñas que parecían moverse solas, y coches que conducían madrileños impacientes, uno detrás del siguiente. Pero a ella... no le importaba. Se preguntaba si
Él sabría todo lo que ella había sentido... el miedo, la vergüenza, la excitación el deseo, el esfuerzo de un intento, dos, tres... y la sensación de inmensidad por el éxito de lo conseguido por fin, tensando sus propias cuerdas, tirando más... y un poco más...
Y en horas muertas, como aquella, pensaba en nuevos retos, en nuevas formas de complacer, de dar más... dar un poquito más. Se preguntaba cómo le ocurría convivir con deseos que antes detestaba, rechazaba, como quería ir donde antes ni se imaginaba acercarse, como, a cada golpe se excitaba y deseaba el siguiente aunque el trasero le quemara, tanto, que al día siguiente el escozor haría que la sangre que por ahí circulara le trajera sus propios latidos.
Se pregunta tantas cosas que, por no preguntar... no decía nada con sentido propio. Bullían sus pensamientos que, por no decir, se quedaban encerrados en inconclusos, amputados; obligados a
enmudecer. Tiraba de su propia entereza, de su propio espíritu... por ella misma, viendo a lo lejos un camino abrupto y desdibujado... sin saber con seguridad por dónde avanzaba, a donde la iba a llevar... o si llevaba a algún lugar con identidad. Y, sin embargo.. aunque tuviera que andar descalza entre espinas... aunque ese camino no le viera forma, qué, cuándo, cómo... quería seguir andando por él. Quería avanzar, tirar de sí misma un poco más... llegar, dar otro paso más.. dar... dar más. "¿Por qué...? ¿Por qué...?" Tic-tac... Tic-tac... y no decía nada de lo que se quedaba antes de llegar a su garganta... porque no quería saber. La mejor respuesta, es no preguntarse por qué. ¿Y si el porqué es todavía peor que esa incertidumbre? "¿Por qué...?" "Espérate un poco más..." se decía. Y esperaba. "Espérate un poco más..." y esperaba, mirando unas gotas que arañaban, viendo a la gente pasar, tomando de la mano al silencio que demostraba su imagen, aunque chillara en realidad, como una loca. Quería dar más; pero no sabía si tenía algo que ofrecer. Quería hablar y no decía más que nada. "¿Y si hago esto que pensé...?" "¿Y por qué lo vas a hacer?!" A veces, incluso su propio deseo de querer tirar más de sí misma la enfurecía, en los interludios de conversaciones monólogas con ella sola, por el simple y mero hecho de decirle a alguien, aunque fuera a sí misma... lo que se limitaba a callar. "Por que lo deseas" era la respuesta aplastante que encontraba en sus propias réplicas.
Tras la ventana, entre nubes negras, la cegó un rallo de sol. Se desperezó otra vez, inconsciente del tiempo que se había pasado de rodillas, disfrutando del dolor que ardía en su trasero. Pero sin respuestas. Deseó que el momento de esos azotes no hubiera terminado, porque así no pensaba... sólo deseaba y temía el siguiente. No pensaba, golpe a golpe. Más perra que nunca, más viva, quizás... más ella que mil palabras que debiera callar. Y, tras la ventana, mirando la nada, se limitaba a esperar... mientras la lluvia arañaba el cristal, a que mañana llegara lo que tuviera que llegar.


flor_cautiva (23/05/08)
Para naia_d_Maag a ti que te gusta la lluvia, la melancolía, los cuentos que yo cuento... y divagar entre el deseo y el por qué... ¿cuántas tardes de mayo tras la ventana?


domingo, 10 de febrero de 2008

A LOS PIES DE LA ESCALERA



A los pies de la escalera que sube frente a mí, que no sé hacia dónde va, espero... en mi silencio. Sin poder mirar más allá de las baldosas del suelo, que dibujan una metáfora inconexa en su tejido. Miro mis palmas vacías, llenas de aire entre mis manos. Miro hacia arriba, un instante,
tratando de averiguar dónde conduce ese puñado de peldaños que avanzan entrelazados uno tras otro sin dejar ver su Final.
Abro mis palmas vacías, desnudas como mi cuerpo, esperando... aguardando una vez más. Y de mi garganta se arranca un suspiro de aliento, escribiendo a letra cursiva un Deseo inconcluso.
Detrás, una ventana. Detrás de mí miles de pasos que pasan de largo y se cruzan, arrastrando sus pies. De entre ellos... ¿Estás ahí? Ven... ven si existes. Ven si te atreves; ven si puedes derrocarme, hacerme caer para construirme de nuevo. Ven a violar mi desnudez y mi calma; a arañarme la piel con tu Capricho. Ven a llenarme de Dolor hasta que mi cuerpo desfallezca, y, al mirarte, inflar mi pecho de Orgullo adivinando tu Placer. Ven; ven si existes... si te atreves a arrastrarme por los confines de la Oscuridad.
Contaré uno a uno los segundos, soñando en silencio, a los pies de la escalera; preguntándome qué me espera... si podré subir, si podré avanzar lentamente, uno a uno, con las cadenas que marcan el compás de mis caderas dejándome llevar por un camino que tal vez, para mí, tenga un Lugar.
¡Ven! Si te atreves, si tanto te creces sabiendo que te espero. Ven, Destino, si existes... o eres sólo un Sueño. Si quieres encontrarme estaré aquí, arrodillada a tu llegada, como siempre... temblando, levantando mi barbilla altiva para no confesar mi Miedo, para no plantarle cara a un Deseo tan lejano... tan lejano... pero quizás... quizás mi manos, llenas de aire, tengan más que eso para Dar. Quizás escuche una voz que me haga inventar cada día algo nuevo para Entregar.
Y pueda subir uno más... con cristales rotos a cada paso, olvidando que Duele, porque quiero más... Veo algo, ahí arriba. Una Luz alumbra los peldaños para no tropezar. ¡Pero ven! ¡Ven si estás! Ven, Destino, si existes... que mi silencio grita y nadie lo quiere escuchar. El grito resuena, burlón... No queda Nada. Mis lágrimas, mi desnudez y mi Soledad. Tal vez... Tal vez algún día vendrá. Tal vez acallará mi silencio y mis manos se llenarán y cuando la escalera quede a mi espalda un horizonte de Oscuridad avanzando de la mano del Destino, siempre detrás suyo, encadenada a sus pasos... cada día uno más por un camino que Él dibujará.


A los pies de una escalera... con una agotadora Libertad. Sin Dolor... sin mirar... oyendo a lo lejos pasos que se van. A los pies de la escalera con las palmas abiertas quizás me encontrarás... tal vez, algún día, vendrás. Para enseñarme... un camino de Magia y Espinas, atada a tu Voluntad. Ven, si existes. Ven, Destino, si te atreves... que yo sola no puedo subir más.



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¡Hola...! ¡Aquí estás!
Has llegado... sabría que vendrías... en tantas realidades te he esperado que aborrecía seguir Soñando en tu llegada... en tu presencia, en tu Castigo y tus Manos.

Ha sido dulce, mi espera. Ahora que a tus pies subiré por la Escalera... ha sido tan dulce esa espera... ¿Qué tormentos me darás..?



[A la mañana siguiente...]
Abro las persianas de mis párpados, lentamente.... como no queriendo mirar que se ha esfumado la imagen sin dejarse ver. A mi alrededor... sólo está la Realidad. No hay nada; sólo el ruido que entra por la ventana de pasos que se cruzan y pasan de largo.
Enciendo un cigarro y entre el humo que se escapa consumiendo mi silencio, un suspiro se arranca de mi garganta. Destino... ¿Dónde estás?

Tic-tac. Tic-Tac. Por delante, un día más. Invento una sonrisa... el tiempo. ¿Qué más da? Y esta noche.. volveré a Soñar. Y tal vez, algún día...



flor_cautiva

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Aquí empiezo un rincón, una ventana abierta para suspirar tejiendo mis Sueños entre algunas letras... algunas comprendidas, otras, quizás no tanto.
Pero sobre todo... quiero dedicarlo de forma particular a unas personas muy especiales que hoy cumplen un papel especial en mi vida y en este mundo tan nuestro,tan mío... tan de todos.
Por vosotros dos. Gracias por la amistad interrumpida, extraña, pero siempre especial Señor X y dulce z... de la tierra que me vió crecer. Gracias por no dejarme rechazar esos sentimientos que crecen en mi espíritu y que me encadenan a mi condición. Felicidades, por aquello que tenéis. Un dulce y afectuoso saludo, para ambos. (Bueno, más grande para la dulce z... )


Y por otra niña; la del alma que nunca se encuentra. Que desde aquí se oyen sus suspiros y sus anhelos entretejidos.. "liados" en una tela de araña. Espero poder contemplar pronto tu sonrisa; espero que de paso nuestras "letras" a una buena amistad.
También gracias a todos a los que me leéis y me pedís nuevas letras cada día... vuestro apoyo es mi mejor inspiración.





Pues aquí está mi espacio... espero poder ir llenándolo de susurros poco a poco, del alma de sumisa que duerme con un ojo abierto dentro de mi pecho, a veces, haciéndome temblar... otras... haciéndome llorar. Pero siempre creciendo mi Deseo, y sin perder nunca la sonrisa.


flor_cautiva